Las hortalizas tropicalizadas son variedades de vegetales adaptadas a climas cálidos y húmedos, como los que predominan en muchas regiones de Guatemala y América Latina. Estas hortalizas han sido seleccionadas o mejoradas genéticamente, para resistir altas temperaturas, sequías, plagas y enfermedades propias de los trópicos.
La resistencia al calor y la humedad permite que pueden crecer en temperaturas elevadas sin afectar su producción. La tolerancia a plagas y enfermedades, las hace adaptarse a condiciones donde los insectos y hongos son más comunes.
Pueden desarrollarse en terrenos con menor fertilidad, ya que su ciclo de vida es corto. Dependiendo de la variedad que se utilice, su proceso de producción y cosecha es mucho más rápido. Esto permite mayor producción y rendimiento, ofreciendo más cosechas al año.
Algunos ejemplos de Hortalizas tropicalizadas en Guatemala son el brócoli, adaptado a zonas cálidas del altiplano, variedades resistentes al calor y con mayor rendimiento. La zanahoria, crece en climas cálidos y suelos menos profundos, resiste enfermedades fúngicas propias del trópico.
Berenjena, soporta altas temperaturas y es de rápido crecimiento, tiene una gran resistencia a plagas tropicales. Maíz híbrido con mayor tolerancia a sequías y altas temperaturas, cultivado en tierras bajas y valles intermedios.
Tomate, variedades resistentes a virus comunes en climas cálidos, produce más frutos por planta en temperaturas altas. Pepino, adaptado a suelos cálidos y húmedos, mayor tolerancia a enfermedades como el mildiu.
Chiles pimiento y chiltepe, crecen bien en climas tropicales y semiáridos, resistentes a plagas y enfermedades comunes en el trópico.
En Guatemala, el uso de hortalizas tropicalizadas es clave para garantizar la producción de alimentos en climas extremos, además de impulsar la agricultura sostenible, reducir el impacto ambiental y facilitar el acceso a hortalizas nutritivas en zonas rurales y urbanas.