Tras su llegada a Roma, el viernes 25 abril, la ministra fue recibida por el embajador guatemalteco ante la Santa Sede, Alfredo Vásquez, con quién se dirigió inmediatamente al Vaticano, junto a jefes de Estado como Lula da Silva, de Brasil, y Tamás Sulyok, presidente de Hungría.
Grazioso hizo acto de presencia frente al féretro del Papa, en la Basílica de San Pedro, para rendirle homenaje y brindar muestras de pésame y respeto en representación del país, casi al mismo tiempo en que el Papa era despedido con una Santa Misa celebrada en Catedral Metropolitana de Guatemala.
Este día, la ministra participó en el masivo funeral que se realizó a las diez de la mañana (hora de Roma), junto a más de 250 mil personas que se congregaron en la Plaza de San Pedro, en una ceremonia histórica, repleta de simbolismos acordes a la impronta de Francisco, un Papa que se distanció de los lujos de la Iglesia y que para muchos será recordado por su lucha para que la iglesia a la que representó sea una institución más inclusiva y universal.
El funeral contó con la participación de más de 130 delegaciones de todo el mundo, entre las que se encontraban líderes mundiales y monarcas, entre ellos el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, y el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski.
Tras la masiva despedida, a las 13:00 horas (hora de Roma), los restos del Papa Francisco fueron trasladados a la Basílica de Santa María la Mayor, convirtiéndose en el primer Papa en más de un siglo en ser enterrado fuera de las murallas del Vaticano.
Su entierro fue un acto íntimo, en el que sólo participaron el cardenal camarlengo, Kevin Joseph Farrell, y los familiares del pontífice. En su testamento, el Papa pidió que su tumba estuviera inscrita únicamente con la palabra: “Franciscus.”