La muestra incluye 46 pinturas y 9 esculturas que evidencian el desarrollo de un estilo propio, influenciado por el realismo mágico y el impresionismo.
Cay, originario de Sumpango, Sacatepéquez, ha explorado a lo largo de su obra elementos profundos de la cosmovisión maya, como los barriletes gigantes, que más que elementos festivos, representan una conexión espiritual con los ancestros. Sus piezas se caracterizan por el uso de colores intensos, figuras simbólicas y paisajes oníricos que integran elementos naturales como volcanes, cielos púrpura y verdes intensos.
Durante la inauguración, la viceministra de Patrimonio Cultural y Natural, Laura Cotí Lux, explicó que el número “400” en el título de la muestra hace alusión al relato de los Cuatrocientos Muchachos del Popol Vuh, quienes, tras su muerte, se convirtieron en las Pléyades. Según la Viceministra, este relato puede entenderse como una metáfora visual de la obra de Cay: “una constelación de memoria, identidad y lucha”.
Cotí Lux también destacó que la exposición se realiza en un día significativo del calendario maya: Waqxaquib’ I’x, vinculado a la gratitud, la cosecha espiritual y los vínculos con la tierra. “En la obra de Enrique Cay, esta energía se traduce en colores vivos, formas dinámicas y una visión que celebra la vida y la espiritualidad”, además subrayó la importancia de esta muestra como una afirmación del compromiso estatal con la diversidad y la creación artística desde las raíces indígenas.
Como parte de la exposición, se presenta también una intervención colectiva basada en una obra de Cay inspirada en el relato de Hunahpú e Ixbalanqué, en la que 25 artistas nacionales —entre ellos Marielos Iturbide, Camilo Almaráz, Edison Cruz y Pepo Toledo— intervinieron versiones en blanco de la pieza, cada una con su estilo particular. Estas obras se exhiben junto a las piezas originales del artista, como parte de un homenaje a su influencia en generaciones emergentes.
Enrique Cay ha expuesto su obra en ciudades como Roma, Florencia, Praga, Shanghái, Ciudad de Panamá y Nueva York. En su intervención, el artista agradeció a su familia y recordó cómo su formación en arquitectura en la Universidad de San Carlos le brindó las herramientas teóricas para construir un lenguaje visual propio, profundamente arraigado en la identidad maya kaqchikel.
El Ministerio de Cultura y Deportes invita al público a conocer el trabajo de este artista, cuya obra conecta el pasado ancestral con la expresión contemporánea guatemalteca.