Barillas explicó que el Palacio Nacional está construido como si fueran tres cuerpos o edificios diferentes, siendo uno de ellos, la parte central, más alta que el resto, y los otros dos, las partes laterales.
Estas tres secciones se ensamblan entre sí a lo largo de líneas que se conocen como “juntas de dilatación”.
“En un sismo, cada uno de los tres cuerpos se comporta de manera diferente, y se unen en las juntas”, añadió Barillas. “Así fue diseñado el Palacio y ese es su propósito”, concluyó.
Algunas personas creen que las juntas son grietas o daños que sufrió el edificio, cuando en realidad es todo lo contrario.
Caal utilizó sofisticados aparatos, como un medidor láser, para verificar detalles como la verticalidad de las juntas de dilatación, y revisó otros detalles arquitectónicos, como la cúpula del Salón Banderas, de la que pende el espléndido candelabro de ese recinto, llegando a la conclusión de que, estructuralmente, el Palacio se encuentra en perfecto estado.
En algunos puntos se ven pequeños agrietamientos, o presencia de polvillo, pero estos son daños superficiales, que afectan únicamente los acabados. De hecho, su presencia es evidencia de que el edificio resiste correctamente a los sismos, y que las juntas de dilatación cumplen su cometido, por lo que está garantizado el buen estado del edificio, y la seguridad de las personas que lo visiten.