María Consuelo Morales, quien fuera compañera sentimental del escritor, contó al público presente que Morales tuvo tres bibliotecas a lo largo de su vida. La primera, que construyó con dedicación en su casa de la Avenida Elena, en la zona 1, desde su infancia hasta su primera juventud. Esa primera biblioteca se perdió cuando Morales salió del país pensando en un viaje de dos semanas, pero debió quedarse fuera diez años y exiliarse debido a la represión política, que acabó con sus libros.
En el exilio en Costa Rica reunió una segunda biblioteca, que no pudo llevar consigo cuando finalmente regresó a su patria. Fue entonces, de nuevo en su casa de la Avenida Elena, que reunió con tesón los volúmenes que constituyeron su tercera y última biblioteca personal, la que ahora está en poder de la Biblioteca Nacional.
Buenos amigos, grandes anécdotas
Destacados personajes hablaron sobre la figura del escritor. La académica Gloria Hernández, experta en literatura, recordó cómo lo conoció siendo su alumna en la Universidad de San Carlos y en la Universidad Rafael Landívar. Destacó la forma cálida y amena con la que compartía sus conocimientos, y cómo instaba a sus alumnos a cuestionarlo todo y a confirmarlo por sí mismos. También mencionó su horror ante el analfabetismo funcional que llegó con el internet, lo que lo llevó a acuñar el término “intelicidio”.
A continuación, el también Premio Nacional de Literatura Francisco Alejandro Méndez, hizo una reseña de la nueva literatura guatemalteca, de la que Morales fue un miembro prominente gracias a obras como Los demonios salvajes, Los que se fueron por la libre y Señores bajo los árboles. Méndez también recordó la larga rivalidad que sostuvo con Marco Antonio “el bolo” Flores, la cual comparó con otras grandes pendencias literarias, como la de Cervantes con Quevedo. El literato concluyó su intervención con numerosas anécdotas sobre la bohemia y la vida nocturna de Morales, destacando al “intelectual, el amigo, el bohemio, el ser humano, el que estaba ahí cuando uno lo necesitaba. Y ahí quedan sus libros”.
Por último, el DJ guatemalteco Mario Palomo narró cómo asediaba a Morales con preguntas políticas inspiradas en sus columnas de opinión, lo que los llevó a crear un “grupo intergeneracional”. Morales se convirtió en un mentor para estos jóvenes profesionales. Palomo resaltó la gran importancia de los ensayos del escritor, como La articulación de las diferencias o el síndrome de Maximón y el polémico Matemos a Miguel Ángel Asturias. También recordó la crisis que sufrió el escritor al ver el fracaso de la lucha armada y la valiente manera en que enfrentó este hecho. “Él descendió conscientemente a sus propios infiernos, a su Xibalbá personal”, dijo Palomo.
Los libros de Mario Roberto al alcance de todos
Luego de estas memorables exposiciones, María Consuelo, en nombre de las hijas del escritor, hizo entrega formal de los libros a Ilonka Matute, directora de la Biblioteca Nacional.
“Dejamos la biblioteca personal de Mario Roberto en manos de Ilonka, su gran amiga, sabiendo que se le dará el mejor uso posible”, concluyó con emoción la compañera del escritor.
