Este acontecimiento no solo amplía el alcance del arte académico más allá de la capital, sino que también representa una nueva fuente de empleo y desarrollo para los músicos del interior del país.
La ministra de Cultura y Deportes, Liwy Grazioso, destacó la trascendencia del momento al dirigirse al público: “Acá en Totonicapán estamos siendo testigos del nacimiento de una propuesta que lleva la música sinfónica más allá de la capital”. La ministra subrayó que el MCD da “un paso histórico en nuestra política de desconcentración del arte: que cada rincón del país tenga acceso a la música académica. Que la cultura deje de ser un lujo para pocos y se convierta en un derecho para todos”.
Talento regional y liderazgo
El nacimiento de la OSROCC fue el resultado de un riguroso proceso de selección con músicos provenientes de distintos departamentos. La orquesta inició sus ensayos oficiales con el respaldo y la guía de miembros de la Orquesta Sinfónica Nacional, conformando así el grupo de profesionales fundadores de esta nueva institución.
Durante el concierto inaugural, la ministra Liwy Grazioso también reconoció la trayectoria y liderazgo del maestro Marvin Ardany López, director de la OSROCC, quien asumió la batuta de esta nueva etapa.
Impacto y compromiso institucional
El público llenó el recinto con entusiasmo y orgullo. Familias enteras, estudiantes y amantes de la música acudieron desde Totonicapán y departamentos vecinos para presenciar este concierto histórico, recibiendo cada interpretación con prolongados aplausos.
El viceministro de Cultura, Rodrigo Carrillo, subrayó la importancia del proyecto al enfatizar que este tipo de iniciativas representan “verdaderas oportunidades para el desarrollo profesional” de los artistas, fortaleciendo la política de desconcentración del arte.
El programa artístico abarcó temas como Obertura Egmont, Op. 84 de Ludwig van Beethoven; Florecita de Retama de Arturo Méndez Cifuentes; Migdalia Azucena de Gumercindo Palacios Flores y la infaltable Luna de Xelajú, de Paco Pérez. Además, la orquesta interpretó el sonido emblema de San Miguel Totonicapán, recibido con gran alegría por el público.
Con esta nueva institución, el Ministerio de Cultura y Deportes abre una nueva página en la historia del arte guatemalteco, reafirmando que la música, como toda expresión artística, es un derecho para todos.
