Esta historia para niños y niñas aborda la migración desde la mirada de un pequeño que espera el regreso de su padre. La autora dialogó sobre la obra junto con Roberto Bianchi Milla, ingeniero con emprendimientos en mejoramiento ambiental y aprovechamiento de recursos. Hanna Orellana Beitze, directora de Editorial Cultura, moderó el acto.
Ilonka Matute, directora de la Biblioteca Nacional, dio la bienvenida al público con las siguientes palabras: “Siempre que nace un libro es como si nadáramos contra la corriente, pero al final vemos la luz. Esa luz es la luz de las letras, de la creación y la imaginación”.
Los muchos rostros de la migración
Ana Isabel Villela, periodista, editora y directora de una revista especializada en arte, arquitectura y diseño, explicó: “Cuando pensamos en el migrante, casi siempre pensamos en el que se va, el que vive aventuras y periplos. Pero rara vez pensamos en el que se queda”.
“En el momento en que la persona parte, empezamos a contar segundos, días, años, hasta que entendemos que debemos dejar de contar”, añadió la autora. Hanna Orellana reflexionó: “La migración es un fenómeno humano. En ese sentido se enmarca Tomás bajo el almendro. No es un libro discursivo; toca el corazón de las personas porque todos tenemos anhelos y sentimos nostalgias”.
Villela destacó que la historia transcurre en el paisaje guatemalteco. “Lo escribí durante un fin de semana en Puerto San José, a la sombra de un almendro, con esos hermosos atardeceres que allí se contemplan”.
Roberto Bianchi Milla resaltó: “Es interesante que, en pocas páginas, un libro combine la parte gráfica con la escrita y que ambas se comuniquen”. Las ilustraciones son obra de Alejandro “Ruido” Reyes, ilustrador de Editorial Cultura. La autora agradeció públicamente agradeció también a Rubí Véliz por su labor editorial.
La fuerza y la resiliencia de los niños
Hanna Orellana comentó: “Es muy complicado escribir para la niñez guatemalteca, porque hay muchas razones para estar tristes, y a los niños y niñas debemos darles razones para soñar, porque ellos son el futuro”. Ana Isabel Villela respondió: “Los niños y las niñas tienen mucha fuerza en la adversidad; siempre encuentran una
manera de ver lo positivo, de vivir el presente, y los adultos debemos aprender de eso”.
La autora leyó íntegramente el texto de “Tomás bajo el almendro”. Semanas antes, ella y Orellana habían realizado una lectura similar en la Casa del Migrante ante niños, niñas y adultos de varios países en tránsito por Guatemala. Al cierre del acto, la directora de Editorial Cultura entregó oficialmente a Villela ejemplares de esta importante obra infantil que aborda un tema trascendental de alcance universal.
