El Seguro Agropecuario es una herramienta financiera que respalda la producción de 70 mil productoras y productores, ante los efectos de los fenómenos climáticos extremos, como el exceso de lluvia o la sequía.
Es definido como un seguro paramétrico y ayuda a mitigar el impacto financiero de dichos eventos. Esta cobertura ofrece desembolsos eficientes, pues cuando ocurren siniestros se activa una póliza en favor del asegurado.
Con los parámetros se establece un índice que se basa en las catástrofes ocurridas en el pasado. Se diferencia de los seguros tradicionales, pues estos requieren de un avalúo de las pérdidas individuales, realizado en el lugar.
Mientras que, el seguro paramétrico se activa en eventos extremos que han ocasionado pérdidas anteriormente. Por medio de una metodología predeterminada de variables, tanto para el asegurado como para la aseguradora.
En el caso particular de Guatemala, el índice paramétrico se basó en catástrofes climáticas ocurridas en el pasado. Como referencia, por ejemplo: el huracán Mitch (1998), las tormentas Stan (2005), Agatha (2010), Eta e Iota (2020), y sequías prolongadas de los años 2009-2010, 2014-2015 entre otras.
Los parámetros que activarán la cobertura son diferentes para cada lugar poblado. Son medidos a través de satélites de agencias nacionales e internacionales. El evento climático es identificado cuando los parámetros se superan y se identifica por una plataforma tecnológica, independiente, la cual reporta a la aseguradora, esta última indemnizará a los asegurados registrados en la ubicación donde ocurrió el evento.
Con el Seguro Agropecuario se contribuye al cumplimiento de uno de los objetivos de los lineamientos estratégicos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación: “Facilitar el acceso a infraestructura productiva, innovación, tecnología y servicios de apoyo a la producción”.
