El vestíbulo de la Biblioteca Nacional “Luis Cardoza y Aragón” fue el escenario donde, el 25 de septiembre a las 17:00 horas, el escritor guatemalteco Martín Díaz Valdés sostuvo un conversatorio con Sindy Arreaga, coordinadora del club literario “Rescatalibros”, un espacio que promueve a los autores nacionales sobre diversos aspectos de su relación con la literatura y la cultura en general.
Díaz Valdez compartió que su romance con la literatura inició cuando quedó cautivado con las imágenes de la colección de enciclopedias que tenía su abuela en Quetzaltenango.
Los inicios de un escritor
“Yo sólo veía las fotos y los pies de página”, relató. Luego, impulsado por una catedrática, que decía que “la cura para no leer es terminar un libro de pasta a pasta”, eligió al azar uno de los que tenía disponibles (“el más delgadito”, recuerda), que resultó ser el clásico “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez. La experiencia lo dejó “viendo borroso de la emoción”, comenta.
Después de esa primera experiencia, Díaz acudió a una lectura del poeta salvadoreño Otoniel Guevara, donde sus comentarios motivaron al también joven poeta quezalteco Julio Serrano Echeverría a invitarlo a un taller de poesía, donde empezó a escribir sus primeros versos: “De ahí, eso se fue retroalimentando para bien y henos aquí”, expresó.
Como autor de narrativa, Díaz señala que lo que más le ha ayudado es “mi temeridad. “Yo le tengo muy poco miedo al error. También me ha ayudado ser necio, y leer un montón. Creo que un escritor tiene que cultivarse”.
La cultura popular de los años ochenta y noventa es muy importante para el escritor. “’El acto de los Uayob’ (novela con la que ganó el Monteforte Toledo), es un gran plagio de todos los elementos culturales de esa época que me gustaban. Ahí está Batmann, Alien, Depredador, Jurassic Park, Robocop, las películas de David Fincher, como Seven”, explicó sobre sus influencias culturales.
Un personaje multifacético
Además de escritor, Díaz Valdés es ilustrador de libros para niños y titiritero, oficio que aprendió por un amigo que también lo ejercía. “En algún momento tenía que entrevistar al escritor guatemalteco Byron Quiñónez, ganador del Premio de Literatura Infantojuvenil “Marilena López”, e hice un títere de dinosaurio que fue quien llevó a cabo la entrevista”, recuerda. “Fue muy simpático, el dinosaurio era doctor en literatura jurásica, y otras ocurrencias”, concluye.
El autor concluyó la velada esbozando las ideas de sus próximos libros: uno en el cual un personaje, al estilo de los videojuegos que tanto le gustan al escritor, va encontrando distintas armas de mayas y españoles mientras recorre un camino en Xibalbá, y otra en la que un amigo narra la novela de ciencia-ficción que está escribiendo a otro, después de que ambos fueron asaltados.
Ilonka Matute, directora de la Biblioteca Nacional, cerró la presentación agradeciendo al público y recordando que la institución siempre está abierta a toda clase de iniciativas culturales.