El Templo de San Francisco, en el Centro Histórico capitalino, recibe a cientos de fieles que llegan para participar en el rezado dedicado a la Inmaculada Concepción de la Virgen María, una tradición que se remonta al periodo colonial y que ha marcado la vida espiritual de la ciudad por siglos.
Devoción Franciscana
La devoción a la Inmaculada Concepción de María fue impulsada por los frailes franciscanos desde los primeros años de la fundación de la capital, en ese entonces el Valle de la Ermita.
El culto a la Inmaculada Concepción inició en Guatemala durante los primeros años del período colonial. En 1617 la Inmaculada Concepción fue declarada Patrona Tutelar de la Ciudad de Guatemala y en 1654 se juró defender a la patrona en la plazuela del templo de San Francisco.
Celebración emblemática
El Rezado de la Inmaculada Concepción se convirtió en una de las celebraciones en honor a la Virgen María más emblemáticas del país, por esta razón fue declarada Patrimonio Cultural Intangible de la Nación en el Acuerdo Ministerial 1161-2012.
Como cada año, la procesión de la venerada imagen recorre las calles del Centro Histórico, acompañada por oraciones, música sacra, devotos y familias enteras que conservan la tradición generación tras generación.
La jornada se vive también como una continuación de la noche del 7 de diciembre, cuando se lleva a cabo la tradicional Quema del Diablo. Este acto simbólico de “limpieza” anuncia la llegada de la festividad mariana y marca el inicio de las celebraciones navideñas en Guatemala.
