El Centro Cultural de Escuintla se vistió de arte efímero con la creación de una majestuosa alfombra realizada por integrantes de su propia comunidad. Esta obra, construida con aserrín y viruta, representa no sólo la tradición y la creatividad, sino también el simbolismo profundo del pavo real: un ícono de inmortalidad y resurrección, valorado por su belleza única y su plumaje deslumbrante en diversas culturas del mundo; en Guatemala, representa la renovación, resurrección, inmortalidad, gloria, nobleza, espiritualidad, sabiduría, así como la Eucaristía y otros elementos de la tradición cristiana.
La elaboración de la alfombra tomó aproximadamente ocho horas de trabajo continuo y fue realizada con materiales adquiridos en el municipio de Palín.