Al inicio de la velada, el viceministro de Cultura, Rodrigo Carrillo, dio la bienvenida al público que llenó la Gran Sala Efraín Recinos del Centro Cultural Miguel Ángel Asturias (CCMA). Carrillo destacó el arduo trabajo de investigación que sustenta las danzas, señalando que esta producción tiene ya medio siglo de existencia.
Detalle coreográfico y el mundo mítico
Tras una primera parte que incluyó la ceremonia de las flores y la danza de moros y cristianos, el público presenció el cuerpo central de la obra: El Paabanc.
La obra alternó lo ceremonial con delicadas danzas e incluyó escenas míticas. Aparecieron personajes como un pícaro diablito al que intentan atrapar torpes monos, y un personaje ataviado con plumas verdes como un auténtico quetzal humano. Luego, irrumpieron los venados, los tigres y los conquistadores para escenificar la espectacular danza del venado.
A ritmo de las dulces melodías de la Marimba Guatemala, agrupación oficial del Ballet, los bailarines se presentaron con trajes de espejos, lentejuelas y bellas máscaras talladas. La maestría de los movimientos cautivó al público, que ovacionó de pie la labor de los artistas, dirigidos por el maestro Fernando Juárez.
Cierre institucional de lujo
La presentación culminó con la aparición de una figura de la Muerte y la entrada del Diablo, que desprendió una fascinante lluvia de centellas y fuegos artificiales de bajo impacto en el escenario. El telón cae y deja únicamente a la Muerte al frente del escenario, única vencedora de tal algarabía. El público ovacionó de pie a los artistas y marimbistas.
Como un obsequio especial, los organizadores del Festival ofrecieron a los asistentes un espectáculo de fuegos artificiales en el exterior del Teatro Nacional, cerrando con un broche de oro esta edición del Festival, que regresará a los escenarios del CCMAA en junio de 2026.