La formación de agricultores en nuevas técnicas y tecnologías es fundamental para mejorar la productividad, reducir costos, aumentar la sostenibilidad y adaptarse a los cambios climáticos y de mercado.
Dentro de estas tenemos el uso eficiente de los recursos de agua, técnicas para mitigar riesgos climáticos, manejo de cultivos resistentes, adopción de prácticas que disminuyan la dependencia de insumos caros, así como la capacitación en normas de calidad, certificaciones y comercio justo. Todas ellas son claves para el establecimiento de técnicas y tecnologías que ayudarán para la eficiencia de la producción agrícola.
Dentro del campo de la tecnología, se puede adoptar el uso de drones para monitoreo de cultivos o la implementación de sensores de humedad y temperatura, así como la agricultura de precisión: aplicación específica de insumos (agua, fertilizantes).
La sostenibilidad y agroecología, con los métodos de compostaje y uso de biofertilizantes, junto con el manejo integrado de plagas, enfermedades y los cultivos de cobertura y rotación, son acciones que mejoran la salud del suelo.
La incorporación de la digitalización de la agricultura es otra novedad, con el uso de aplicaciones móviles para gestionar cultivos y ventas. También tenemos las plataformas de comercio electrónico para acceder a nuevos mercados y el análisis de datos climáticos para planificar siembras.
Dentro de toda esta formación, es necesario entender qué parte de la tecnología es vital y se encuentra al alcance de agricultores, para lograr los resultados eficiente en la producción, para el comercio, así como para el autoconsumo.
