Daniel tiene el sueño de sembrar maíz en el huerto de su escuela, ubicada en la zona 1, donde desde hace tres años además de ir a estudiar, es un espacio que gracias a los trabajos de remozamiento se ha convertido en un entorno físico donde sus estudiantes pueden ver cómo su esfuerzo se convierte en una cosecha que les brinda alimento.
Daniel es uno de los 170 estudiantes de la Escuela de Educación Especial de la zona 1, ubicada en la ciudad de Guatemala, donde conviven en un espacio que ha sido transformado, gracias al proyecto, impulsado por el Ministerio de Educación, que crear un ambiente lleno de vida y esperanza, donde los niños aprenden, cuidan y crecen en armonía con la naturaleza.
Para que ese aprendizaje sea posible es necesario que existan las condiciones estructurales del centro educativo. Por ello, la Unidad de Construcción de Edificios del Estado -UCEE- del Ministerio de Comunicaciones, Infraestructura y Vivienda ha puesto en marcha su Plan de Mantenimiento Ágil, con el objetivo de garantizar espacios seguros, dignos y adecuados para que nuestras niñas y niños aprendan, sueñen y florezcan.
En este huerto, cada persona cumple un papel esencial: maestros, estudiantes y padres de familia se unen para cultivar repollo, brócoli, pepino, tomate, chile pimiento y árboles frutales. Son los mismos niños quienes riegan, fumigan, deshierban, podan y cosechan con sus propias manos. Por eso, Daniel sueña con sembrar maíz, convencido de que su escuela tiene tierra fértil lo que se complementa con los corazones y deseos de cada unos de 170 estudiantes, para hacer florecer los sueños.
Cada actividad en el huerto les transmite valores como la responsabilidad, el respeto, el cuidado y la paciencia. El huerto embellece la escuela, cultiva conciencia, compromiso y esperanza. Inspira a los niños a cuidar su entorno y les enseña que un pequeño rincón verde puede florecer en casa, en el barrio y en todo el país.
Cabe destacar que las cosechas se realizan dos veces al año y cada una se celebra como una verdadera fiesta que honra el esfuerzo, el aprendizaje y el vínculo con la vida. Esta iniciativa, impulsada por el Gobierno de Guatemala a través del CIV, la UCEE y el MINEDUC, refleja el firme compromiso de transformar la educación, la salud y el bienestar de nuestra niñez.