Como los alquimistas medievales buscaban transmutar el plomo en oro, la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) logró transformar el aire y la vibración en música y emoción, durante el concierto Alquimistas del sonido: el legado de los genios musicales, realizado en el auditorio del Conservatorio Nacional de Música “Germán Alcántara”.
Bajo la dirección del maestro argentino Darío Ntaca, director invitado, la OSN ofreció a un auditorio repleto —que contó con la presencia de la ministra de Cultura y Deportes, Liwy Grazioso, y el embajador de la República del Perú en Guatemala, Guido Toro— una cuidada selección de obras maestras que representan lo mejor de la música orquestal universal.
La velada inició con la majestuosa Suite Orquestal No. 3 en Re mayor de Johann Sebastian Bach, para luego sumergirse en la intensidad dramática de Francesca da Rimini de Piotr Ilych Tchaikovsky, una pieza inspirada en un episodio del Infierno de La Divina Comedia de Dante Alighieri.
Como cierre, la OSN interpretó la imponente Sinfonía No. 1 en Do menor de Johannes Brahms, sellando una noche en la que la emoción se hizo música, y la música, auténtica alquimia sonora.