El Palacio Nacional de la Cultura, iluminado de azul, enmarcó el escenario, y el evento contó con la presencia del presidente de la República, Bernardo Arévalo, que estuvo acompañado del viceministro de Cultura, Rodrigo Carrillo y otros miembros del gabinete.
En su discurso, el mandatario subrayó: “Honrar la Revolución del 44 es reconocer que la historia se construye día a día, con participación, valentía y conciencia.” Y remarcó: “La Revolución no es un acto aislado, sino un proceso continuo que requiere nuestra participación activa y constante.”
Repertorio y momento cumbre
Las agrupaciones ofrecieron repertorios que combinaron tradición y virtuosismo. La Banda Sinfónica Marcial abrió la noche con obras como el Poema Sinfónico a la Revolución de Benigno Mejía Cruz, y la Orquesta Sinfónica Nacional rindió homenaje a la identidad sonora con piezas como Ferrocarril de los Altos de Domingo Bethancourt.
Unen su fuerza interpretativa
El momento más esperado fue el ensamble final, cuando ambas instituciones unieron su fuerza para interpretar la majestuosa Obertura 1812 de Chaikovski, con detonaciones de cañones del Ejército y las campanas de la Catedral Metropolitana, además de la inmortal Luna de Xelajú de Paco Pérez.
El público coreó y aplaudió de pie, en un instante donde la música se convirtió en un abrazo colectivo y un recordatorio de que el arte es una forma poderosa de mantener viva la memoria y el espíritu de un país.
